El doctor Google
Hace unos tres o cuatro años me tocó participar en un proyecto de un hospital público en el cual, uno de las ideas en carpeta, era implementar una ficha electrónica para los pacientes. Si bien era un complemento y una ayuda vital para los médicos aprecié un cierto grado de reticencia en los comentarios de pasillo. En ese momento les pregunté hasta qué punto sería útil tener un “módulo de autoatención” que orientara a aquellos pacientes que les tocaba esperar por largas horas en incómodas sillas o en el piso.
Se podrán imaginar la cara de los doctores presentes… Que la labor del médico es irremplazable, que no es llegar y dar un diagnóstico sin tener contacto directo con el paciente, que un computador no tiene sensibilidad, entre otras razones.
Debo confesarles que jamás pensé en que una máquina reemplazara a un doctor, no fue esa mi intención. Sin embargo, la reacción fue tan potente que me puse a especular que, algunos años más tarde, Internet sería un referente de búsqueda alternativo para ciertos grupos como los hipocondríacos o aquellos que no quieren (o no pueden) gastar una buena cantidad de plata en un doctor.
Este fin de semana leí en La Tercera un artículo que hablaba de los e-pacientes, lo cual me hizo sentido con mi pensamiento de aquel entonces. En él se plantea que mucha gente se “documenta” antes de ir a ver al doctor (de hecho los hipocondríacos se llaman cibercondríacos). Claramente, esta búsqueda virtual tiene pros y contras, ya que se puede magnificar cosas insignificantes o minimizar enfermedades serias.
Lo que sí es claro es que Doctor Google llegó para quedarse, no se puede prohibir que las personas consulten para tener, al menos, alguna idea de cuál puede ser la causa (o solución) a su enfermedad. ¿Se imaginan un portal que preste servicios al estilo de un e-doctor?
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Categoría: Opinión.
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